El mercado de los servicio de intercambio de mensajes está muy competitivom y ya se empiezan a notar importantes movimientos.
[ J.M.SÁNCHEZ / MADRID, ABC ] Los hábitos de los ciudadanos han cambiado. Hasta hace unos pocos años expertos lingüistas clamaban al cielo ante el uso, entre los jóvenes, de abreviaturas y extraños caracteres y símbolos expresados en 160 caracteres. Lo hacían para transmitir mensajes de texto (SMS) a amigos y amores varios pero, sobre todo, tenía un trasfondo económico: ahorrarse dinero.
Esos mensajes, cuyo negocio ha sido rentable para las principales operadoras, tenían un precio, ahora extinguido ante la proliferación de servicios de mensajería instantánea para dispositivos móviles que aprovechan la infraestructura de red de datos para permitir el envío. El uso de los SMS ha caído a mínimos históricos mientras que este tipo de aplicaciones cobran cada vez más fuerza.
WhatsApp es el claro ejemplo de la revolución de la comunicación. Facebook, la mayor red social del mundo con 1.300 millones de usuarios, no ha podido evitar caer en la tentación de su sencilla interfaz descargada en 465 millones de dispositivos, 23 de ellos en España. Aunque aún es pronto para saber la estrategia de Mark Zuckerberg después de pagar 19.000 millones de dólares, es posible que la plataforma social por excelencia actualmente se asocie con alguna operadora de telefonía norteamericana para poner en marcha sus propias tarifas planas de internet en el móvil, en un movimiento que ya dio en su momento Tuenti después de caer en las redes de Telefónica.
La importancia de WhatsApp como estándar de la mensajería viene por la gran actividad que le dan sus propios usuarios. Ajenos a sus constantes fallos de seguridad, la utilizan cada día para comunicarse y, cada vez que se produce una caída, 465 millones de personas se paralizan. No ha llegado la situación de que ningún rival le haya hecho sombra, pero el mercado de la mensajería está cambiando. No es de extrañar que una aplicación que garantiza la máxima seguridad y ofrezca mensajes que se autodestruyen como Telegram haya sido vista como el nuevo rival más fuerte.
Según cálculos de especialistas, esta aplicación, que sumó 8 millones de altas en solo cuatro días tras la caída más importante de WhatsApp en años, ronda los cien millones de usuarios registrados, aunque cabe recordar que no es lo mismo «registrados» que «activos». En esta batalla por hacerse con el control del móvil, Line, surgida tras el tsunami que asoló Japón en 2011, tiene gran presencia en los países asiáticos gracias a una propuesta divertida, pegatinas coloridas y las llamadas de voz, una opción que WhatsApp incorporará antes de verano.
La posibilidad de las llamadas de voz se ha convertido en la base de la existencia Viber, muy fuerte en Asia. Con 280 millones de registros, la aplicación ha sido comprada por el gigante japonés del comercio electrónico Rakuten por unos 657 millones de euros. El divertido enfoque de Viber en mensajería y voz sobre IP (VoIP) forma un matrimonio perfecto con las ofertas de servicios de internet de Rakuten, dijo la compañía. WeChat no se queda atrás y cuenta, según los últimos datos conocidos, con 320 millones de usuarios y con gran éxito entre los ciudadanos chinos. Su propuesta divertida y alocada le ha valido para convertirse en la quinta aplicación más utilizada en todo el planeta.
En esa batalla no son los únicos combatientes. La apuesta de las operadoras con Joyn cayó en el olvido, al igual que TuMe (Telefónica), cerrado un año después de lanzarse. La estrategia de tener apoyo de una operadora es el modelo de KakaoTalk, pero su consumo se reduce a Japón.
Tan reduccionista que ha acabado por convertirse en un fracaso es ChatOn, de Samsung, instalada de serie en los dispositivos de la marca surcoreana pero que su uso es totalmente desconocido. El caso de BlackBerry Messenger es particular, puesto que entre los teléfonos móviles de la compañía canadiense era una herramienta indispensable y muy potente, pero su desembarco a las plataformas iOS (Apple) y Android ha llegado más bien tarde. Su apuesta por la seguridad ha conquistado a 80 millones de usuarios. Con el «made in Spain» bajo par, Spotbros sigue su lento pero progresivo crecimiento, con 1,3 millones de usuarios y haciendo énfasis en el almacenamiento en la nube.