No es que no me sorprenda, es que ya no me decepciona.
Ese es el efecto que a veces produce las continuas deslealtades y engaños, acaban actuando como vacunas que te inmunizan de decepciones presentes y futuras. Deslealtades y engaños de las que una termina aprendiendo y tomando nota.
Hace algunos años se presentó “en sociedad” un partido situado ideológicamente en la socialdemocracia. Con el transcurso del tiempo ese mismo partido afirmó ser el “cambio sensato” y paladín del “sentido común”, para finalmente vendernos que no eran “ni rojos ni azules” sino todo lo contrario, en un intento de pescar votos en las distintas aguas del espectro político.
Y convencieron, vaya si convencieron al castigado ciudadano harto de corrupción, de guerras de banderas, y de largos años de privaciones y austeridad.
Con un discurso minuciosamente estudiado, con una puesta en escena al estilo de las campañas electorales norteamericanas, con un magistral manejo de las redes sociales, y con eslóganes fáciles, consiguieron convertir el partido en una marca de gran potencial.
Fue tocar poder y los de la “nueva política” perdieron la “virginidad”. Al más puro estilo de “vieja y casposa casta”, pronto olvidaron sus promesas. Apoyaron sin rubor al PSOE de los ERES, en Andalucía y al PP de la Gürtel, en Madrid, respaldando así el “capitalismo de amiguetes”.
Y continuaron prometiendo y vendiéndonos (en su doble sentido), previamente a las elecciones generales, que rechazarían “apoyar a un grupo de perdedores contra la lista más votada” y que intentarían “liderar la oposición”.
En realidad, C´s se ha convertido en un Caballo de Troya, un partido sin ideología y sin reparos cuyo único objetivo es el poder al amparo del IBEX 35, dicen.
Un troyano que se presenta como aparentemente inmaculado, legítimo e inofensivo pero que intenta demoler a los dos partidos clásicos haciendo de ellos un UPYD (un partido, que por cierto, no tiene ni un solo caso de corrupción); engullendo, sosteniendo y heredando durante ese proceso la totalidad de sus insuficiencias políticas mientras intentan hacerles desaparecer.
Queda por ver si se convocarán nuevas elecciones, y en tal caso, cómo influirá el actual anuncio de pacto entre el PSOE y Cs en los resultados de unos nuevos comicios.
Porque a pesar de que los de “la nueva política” nos lo vendan como una cuestión de responsabilidad de Estado, aquello de “todo para el pueblo, pero sin el pueblo” del despotismo ilustrado y trasladado a la actualidad, solo es el síntoma de una democracia enferma.
Engañar, defraudar, y utilizar a los electores y a los ciudadanos es algo que, más pronto que tarde, suele siempre pasar factura a los que con maniobras diversas solo piensan en su propio interés.
Laura Benito.
Concejal no adscrita en el Ayuntamiento de Esplugues de Llobregat.